La novela "La historia interminable" de Michael Ende, se publicó en 1979. Sin embargo su momento relevante y verdadero fenómeno editorial y social en España se produjo, aproximadamente, en la segunda mitad de los años 80. En aquella época era yo un pre-adolescente bastante tranquilo y lector. La novela cayó en mis manos y la historia de amor entre ella y yo constituyó un flechazo imponente. Me fascinó con una profundidad y viveza deslumbrantes en aquel momento. Por su entereza por su derrochada imaginación por su Fantasía. Creo que esto se debió a una identificación personal con el carácter del protagonista Bastián Baltasar Bux. Aquel niño tímido y soñador que leía una historia dentro de una historia en un desván.
La fascinación alcanzó tal grado que no hubo más remedio que encontrar un desván propio, aun en aquel barrio, mundo tan urbano. Y allí "La historia interminable" proyectaba sus palabras y así podía comprobar si realmente aquel libro era mágico. Y, por supuesto, no lo era en un sentido estricto. Pero la experiencia de su disfrute me ha quedado para siempre. Y sobre todo lo demás, se han quedado la fe y la ilusión.
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