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11 dic 2010

La sociedad infinita

La tentación de acudir al argumento de que nuestra sociedad es cada vez más decadente, sombría y alejada de la virtud, las buenas costumbres y la buena moral; es casi invencible. Vamos a examinar este tipo de aseveración. Sobre lo podridos que estamos como individuos, parece que siempre lo hemos estado en el mismo grado, aproximadamente. Ahora bien, en otro tiempo, existían una serie de mecanismos, vamos a llamarlos "sociales", que impedían que nuestra sociedad se convirtiera en algo ruinoso. Impedían que se incubara el problema e impedían que en verdad esto ocurriera.

Como acabo de decir, creo que desde siempre y como individuos, lo único que nos ha importado ha sido nuestro culo. Voy a procurarme lo mejor para mi, y después ya veremos. Eso como dogma personal primario. Desde ese punto de vista no ha habido grandes cambios. ¿Cuál es la diferencia con el momento actual, con respecto a hoy? Momento actual y hoy, utilizados en un sentido de intervalo temporal de una cierta amplitud (unas cuantas décadas, por ejemplo). La diferencia es la destrucción y comienzo de ausencia de esos mecanismos "sociales". ¿Cuál es el principio iluminador y guía de dichos mecanismos? El límite. Un límite sobre todo empático. La frontera que se está abandonando y que se pisotea es la del límite (mencionar que esa frontera, como límite, constituye en sí un meta-límite, pero sobre eso ya hablaremos). Voy a intentar explicarme.

Lo que nos preocupa y lo que ocupa la mayor parte de nuestro tiempo y a lo que dedicamos más esfuerzo es a la satisfacción personal, la satisfacción de nuestros apetitos y deseos; a la obtención de beneficio personal, sea éste de un carácter más espiritual o material. Ahora bien, en otro momento de nuestra historia, de la historia, los individuos, como miembros de una sociedad, compartían y utilizaban una serie de principios que impedían que se abrieran grietas en la convivencia, de la que todos somos responsables. Principios casi siempre guiados por la empatía y en los que el límite tenía un papel fundamental. Es decir, en la consecución de los objetivos personales se establecían límites. Algo tan simple como: "creo que puedo llegar hasta aquí sin machacar, sin pisotear a mi congénere; porque tal vez sería muy jodido que conmigo traspasaran este límite; y además tal vez si pisoteo y machaco para mi bien a mi congénere, éste se vea en la necesidad o en la tentación de hacer lo mismo, en su propio beneficio, y para conmigo". Conceptos como límite y la consecuente empatía. Consecuente porque se sigue de la capacidad de imaginar qué ocurriría si utilizamos en nuestra conducta ese límite. Qué nos ocurriría a nosotros. A mi. Y es ahí cuando aparece la restauradora emoción empática. No vamos a discutir aquí sobre el hecho de que siempre ha habido individuos sin capacidad de empatía e individuos que han utilizado ese principio del límite para mearse encima. Los ha habido, pero eran siempre los menos, y fueron digeridos o apartados (en el peor de los casos, después de que sus actos tuvieran nefastas consecuencias).

¿Qué ocurre hoy? Masivamente los individuos que componen la sociedad desprecian los límites. Se borran del uso de los límites. Desaparece la empatía. Los límites están hechos una mierda o incluso destruidos, hechos añicos, hechos trozos. No hay límites, ¿para qué sirven los límites? Sólo sirven para frustrarnos. Frustración mala. Y además nos impiden ganar más dinero, nos impiden ser famosos, y nos impiden...ser así como más felices, ¿sabes? Nos impiden follarnos a la vecina, nos lo impiden todo joder. Es una putada. Fuera límites. ¿Y qué si esto transforma nuestra sociedad en una no-sociedad, en una sociedad infinita, sin límites? ¿No eres más feliz así, sin límites? ¿Sin esa vieja moral de los viejos? Claro que sí. Vamos a abolir el principio y la virtud del límite, y me importa todo una puta mierda. Barriga llena, follar, gastar. Pero si vivimos cuatro putos días...y si dejo detrás de mi un mundo repugnante, que se jodan los que vienen detrás; ya resurgiremos de nuestras cenizas, y si no lo hacemos a mi qué me importa, yo estaré muerto.

10 dic 2010

Joder el final de una película

Así es. Y joder el final de una película es como joder el final de una vida. Es lo mismo. Vamos a entrar en materia.

Ayer vi una película titulada "Parecía un hombre tranquilo", o en inglés, "He was a quiet man", del año 2007. La dirige un tal Frank A. Capello. El actor protagonista es el pequeño Christian Slater. Sinceramente no me gusta este actor, pero bueno, en la película consigue momentos de cierto nivel. La cuestión es que empieza la película y todo va casi perfecto. El primer punto de giro está realmente bien y mantiene la película sobradamente a la altura hasta aproximadamente los 60 minutos. Después empieza a precipitarse, y a rodar pero cuesta abajo el tío, y termina en un desastre. No os la voy a contar, por supuesto. Pero cabe mencionar aquí que esta película se suma a la estúpida moda de fabricar por todos los medios un final que, se supone, nos dejará con la boca abierta. Es decir, en que descubramos que todo lo que hemos visto hasta ahí es mentira, una puta fula vamos. ¿POR QUÉ PASA ESTO? Esta película tenía una salida (léase final) sencilla, perfectamente encajada y sin trucos de mal mago. ¿Por qué tenemos que soportar estas trampas de guión que lo joden todo cuando uno ha visto casi toda la película, y lo que es peor te estaba gustando? ¿Por qué? En aras de qué mercadeo, de qué afán de impresionar a qué supuesta inteligencia de masas. Esta película Frank A. Capello, tío, da igual que la termines con fuegos artificiales barateros, porque desde el minuto 15 a la mayor parte del público no le va a interesar tío. Mi pregunta es: ¿por qué nos has puteado a los demás Frank A. Capello? Responde. He arrojado con furia y estrépito mi guante al suelo y te desafío. Sí, te desafío. Recógelo.

Otras afamadas películas de esta funesta índole son: "El sexto sentido"..."Ohhhh qué buena tío, al final estaba muerto". No me jodas patán. Y también: "El club de la lucha"..."Edward Norton se pega palizones a sí mismo, qué bestial pavo". Se siente uno estafado. Muy estafado, si es que las estafas admiten grados. No debe de ser suficiente que nos estafen nuestros políticos, nuestros agentes sociales, incluso en ocasiones nuestras familias y amigos, ¿¿que también han de hacerlo los cineastas?? Ved la película y discutimos sobre el final, que para mi está muy claro.

La frase del día es de Icíar Bollaín: "Hay que pulverizar la etiqueta del cine español", dice ella. Yo más bien estaba pensando en sulfataros a todos, a todos los que componéis eso del "Cine español". El "Cine español", más conocido como el "Secarral español" o el "Yermo español" o el "Páramo español", porque apenas produce nada con un mínimo de interés y asentado sobre las bases de una fértil creatividad inteligente, pero es lo que sucede cuando te dejan un sobre con "pelas de gratis total" encima del felpudo de la puerta de tu casa. Hay que currárselo. Digo.

Hasta mañana o hasta luego, porque hoy no he hablado de politiqueo de actualidad. Espero hacerlo mañana en cualquier caso.

9 dic 2010

Esto arranca

Esto pretende ser un blog personal en el que vierta mis opiniones sobre lo que sea que se me pase por la cabeza. Especialmente sobre actualidad política y social, pero también sobre cualquier circunstancia o evento que suceda, que me involucre o no, y juzgue de interés para la audiencia. Aunque he de decir que, en general, cualquier parecido con la realidad será pura ficción. O no. También escribiré sobre libros, películas, música, televisión...En este último caso, sin ánimo de intromisión en el trabajo de blogs de tan buen nivel como por ejemplo el de "chica de la tele".

En fin, la cuestión es que, básicamente, escribiré sobre lo que me apetezca en cada momento. Incluso puede que vuelque algo de ficción. No de ciencia ficción, que eso está en los periódicos, sino de ficción a secas. ¿Por qué no?

Resumiendo... ¿¿otro rompehuevos volcando sus pajas mentales en la incesante y muy poblada web?? Pues sí. Toca joderse. Me temo.

Algo que quería comentar, es lo que he incluido como frase del día: "Debemos conseguir un mundo armonioso, con la colaboración de nuestros dirigentes o sin ella". Lo ha dicho en entrevista Óscar Niemeyer. Lo he publicado porque yo no me dedico a seguir a este señor por las aceras, pero la frase me parece de lo más aprovechable. Obviamente si queremos conseguir ese mundo tan armonioso habrá de ser al margen de nuestros dirigentes, a los que les preocupa mucho más conseguir ser dirigentes armoniosos, es decir, ganar las próximas elecciones y asegurarse la pensión, si puede a los 40 mejor que a los 50. Es curioso, o no tanto, que este anciano pronuncie estas sabias palabras en medio del desconcierto general que nos rodea y que pasen más o menos desapercibidas. Hay diferentes maneras de conseguir un mundo armonioso. Dos de ellas son: resaltar que no vivimos en un mundo armonioso y quizás (sólo quizás) sería una buena idea vivir en él, y otra es empezar hoy a intentarlo.

Hasta mañana